El partido de ayer fue un claro ejemplo de que lo que, a partir de ahora, nos encontraremos en muchos de los campos donde el Sevilla deba pelear por los 3 puntos.
Los de Lotina, conocedores de la superioridad de los nuestros, centraron todos sus esfuerzos en anular el ataque sevillista confiando además, en que en una jugada aislada, balón parado o jugada afortunada, ellos pudieran adelantarse en el marcador.
Con este planteamiento, podríamos decir que a Lotina el partido le salió perfecto. Desde el minuto uno, colocó a dos hombres tapando las bandas, anuló el centro del campo dejando a casi 9 nueve jugadores por detrás de la línea de centro y para colmo se encontró con un golazo mediada la primera mitad que les permitió seguir con su idea.
Los minutos fueron pasando y nada cambiaba, los ataques de los nuestros morían en la línea de tres cuartos y ellos se encontraban muy cómodos en el campo saliendo a la contra.
En los últimos minutos, los nuestros lo intentaron más con el corazón que con la cabeza pero el gol no llegó y el equipo se fue de Coruña con la segunda derrota del campeonato.
En cualquier caso, no es de recibo caer en el pesimismo ni abrir viejos debates, al fin y al cabo el partido de ayer se jugaba en el campo del cuarto clasificado.