Escribo esta entrada con las mismas ganas que le han puesto los jugadores al partido en la primera mitad: ningunas.
Hoy es un día difícil para el sevillismo, después de que todas las ilusiones de poder viajar a Valencia a ver la final de Copa, se desvanecieran en tan sólo 45 minutos. Yo creía que era por todos conocido que el Athletic, apoyado por su afición, saldría en tromba desde el pitido incial, pero visto lo visto, creo que unos cuantos no se habían enterado.
El equipo salió dormido y desconcentrado, olvidándose de que estaba en juego una final, y eso es lo que más duele. Un equipo puede perder por superioridad técnica del rival, por mala fortuna o por otros mil factores, pero nunca por que el rival te gane en ganas y motivación.
Y así, mientras los nuestros todavían se estaban quintando el chandal, el equipo ya perdía por 1-0. En ese momento todos creímos en la remontada, pero bastaron unos pocos minutos más para ver que el Sevilla de esta noche, era el Sevilla B, ese que a veces salta a los campos de fútbol a hacer turismo, como ya pasó en Génova, Gijón, Mallorca….
Los hombres de Caparrós siguieron fielmente el guión marcado por su técnico, salieron a comerse el césped, a jugar como si fuera el último partido de sus carrera y sabiendo, como no parecían saber los nuestros, que en juego estaban las ilusiones de toda una ciudad.
Yo tengo que decir, aunque quizá algunos me critiquéis, que hoy he sentido envidia sana del ambiente de San Mamés.
Y así, con el apoyo de su afición y más ganas que otra cosa, el Athletic ha seguido apretando, luchando por cada balón como si les fuera la vida, hasta conseguir el segundo y el tercer gol, mientras los nuestros todavían se preguntaban si aquello era realidad o una pesadilla.
Con todo cabe decir también que Jiménez tuvo la brillante idea de dejar a Acosta y Perotti fuera de la lista (lo que de inicio ya pareció una declaración de intenciones) y además, después de estar toda la semana trabajando con Fazio de anti-Llorente, sustituyó al argentino a los 30 minutos.
Del cambio final de Duscher por Romaric ya mejor no digo nada.
La segunda mitad fue más igualada, pero ya era demasiado tarde. El equipo intentó irse arriba pero sin ningún acierto mientras ellos, con la ayuda de Mejuto González, se dedicaron a perder tiempo por activa y por pasiva.La posesión empezó a ser sevillista pero sin crear casi peligro, lo que los bilbainos aprovecharon para lanzar alguna que otra peligrosa contra.
El Athletic se encerró atrás esperando que pasaran los minutos, viendo que los ataques sevillistas eran ineficaces y estériles, hasta que el árbitro nos hizo el favor de acabar con el sufrimiento.
Los bilbainos vuelven a una final Copera casi un cuarto de siglo después mientras nososotrs salimos de San Mamés con la sensación de que pudimos hacer muchos, muchísimo más, y que la final de Valencia se había perdido por la falta de actitud e implicación de nuestros jugadores.
Penoso.
Primero, felicitar a Caparrós y a los suyos por la clasificación.
Segundo, totalmente de acuerdo con lo que comentas Joan y es más añadiria una frase típica de Johan Cruyff «se ha acabado un ciclo».