No pudo ser. La bombonera estaba repleta como en las mejores ocasiones pero faltó el duende. El equipo sacó la casta desde el primer minuto pero a veces la fuerza sin control no sirve de nada y los de Marcelino no pudieron con el rocoso Hannover 96. Nos ha quedado un mal sabor de boca por la eliminación y creo que también, por no acabar de ver cosas nuevas en el equipo, que no estuviesen ya vistas, años atrás, en el Ramón Sánchez Pizjuán. Como dicen los que saben de esto, paciencia…a ver hasta cuando nos dura.