River se proclamó anoche campeón de la Supercopa Euroamericana en el Monumental de Buenos Aires. El partido, considerado un amistoso, se decidió en los minutos finales con un gol de los locales en el 83.
El árbitro, que se comió uno de los penaltis más claros que se pueden ver en un estadio de fútbol, el mal estado del césped y el cansancio acumulado, condicionaron de forma importante el resultado final que deja a los nuestros sin el título pero que sirve al Club para seguir aumentando su promoción internacional.