No hace mucho hablaba del debate abierto en torno a la continuidad de Manolo Jiménez como entrenador del primer equipo del Sevilla FC.
Hoy, tras la noticia de su renovación por una temporada más, se ha cerrado el debate. El Consejo de Administración, con buen criterio, ha decidido coger al toro por los cuernos y cerrar el debate de un portazo.
Dejando de lado mi conformidad o no con la decisión, lo que sí me parece acertado es la forma de hacer las cosas: rápido y en silencio.
El Consejo ha valorado los números conseguidos por Jiménez al frente del primer equipo y ha decidido que merecía una nueva oportunidad, después de conseguir el objetivo marcado.
Antes de conocer la noticia me venían a la cabeza varios ejemplos de casos similares: Van Gaal y F.Capello. El Holandés salió del Barcelona después de ganar Liga y Copa por el mal ambiente que se respiraba en el entorno y de poco le sirvieron los títulos conseguidos pues fue despedido de forma fulminante. El caso del italiano fue semejante, después de conseguir ganar la Liga con el R.Madrid, fue despedido por considerar que el estilo impuesto sobre el equipo no era el idóneo para el equipo blanco y se decidió contratar a Schuster buscando «la excelencia» en el juego. El final de la historia es de sobras conocido.
Así pues el club ha decidido no arriesgar, continuar con un entrenador que si bien no había conseguido conseguir la unidad entre la afición por sus planteamientos algo conservadores y algunas decisiones difíciles de comprender, sí había conseguido la unidad de la plantilla y, por encima de todo, había logrado el objetivo marcado a principio de temporada.
Tras esta noticia, se debería cerrar el debate en torno a la figura del entrenador y aceptar la decisión tomada por el Consejo de Administración. La afición debería darle al míster una nueva oportunidad y apoyar, tanto al entrenador como al equipo, como ya se hizo el sábado.
Esa es la mejor receta para seguir cosechando éxitos.
Guste o no guste, Jiménez será el entrenador del Sevilla, nuestro Sevilla, un año más y eso conlleva defenderlo como al primero de los sevillistas.