Por suerte hoy en día existen los ordenadores y las crónicas se escriben con teclados. Si tuviera que escribir con papel y boli lo que hemos vivido esta noche en la peña, creo que ahora mismo sería incapaz de dominar el tembleque de manos que arrastro tras semejante sufrimiento.
El Sevilla ha dado un recital de fútbol pero ha sido también un claro ejemplo de como no matar un partido.
Si el fútbol fuese justo creo que el resultado final hubiese sido un 5-1, pero ellos tienen a Casillas y una flor como un jardín, y al final nos ha tocado sufrir.
Los nuestros han jugado mejor, han tenido ocasiones clarísimas, algunas incluso difíciles de fallar, pero no han rematado al rival, lo que ha hecho que el tramo final del partido haya sido una tortura para todos los sevillistas.
Lo bueno de estos partidos es que si todo acaba saliendo bien, la alegría es incomparable…tanto que algunos hemos acabado cantando y saltando encima de las mesas.
Jiménez ha vuelto a acertar en su planteamiento, con la pareja Zokora-Renato en el medio, con dos puñales en las bandas como Perotti y J.Navas y ha apostado por Negredo y Luis Fabiano en la delantera.
Con un planteamiento valiente, los nuestros han salido a por el partido desde el primer minuto, y han derrochado ganar por doquier.
Hoy hemos sido más que nunca el equipo del arte y el salero, pero también el equipo que nunca se rinde.
Y con esta receta va a ser difícil que algún equipo consiga vencernos, por que con la calidad que atesoran los nuestros, las ganas que esta noche le han puesto y la comunión que se ha vivido entre afición y jugadores, el Sevilla es, a día de hoy, un equipo temible.
No somos grandes, somos ENORMES.
P.D.: No recuerdo en la peña un ambiente como el de esta noche y lo mejor de todo es que va en aumento a cada partido. Hoy hemos vuelto a dejar pequeño el aforo y hemos podido disfrutar de un ambiente inmejorable.
Así da gusto.